viernes, 23 de agosto de 2013

ce mort

Sin título
Estoy corriendo entre los árboles, casi a tientas. No sé si corro o vuelo. Tampoco importa, tan sólo quiero escaparme. De a poco, veo que todo va sucediendo en un gradiente del negro al gris, y de pronto una luz blanca surge de entre las sombras en la lejanía. Fina y tenue al principio, y a medida que me voy acercando, es mayor.

La distancia que me separa de ella es cada vez más corta. Deseoso de llegar al resguardo, trato de acelerar mi marcha. No lo logro, porque siento un cimbronazo* muy fuerte. Siento cómo me toma por la espalda y me clava sus garras, haciéndome chillar de dolor. No sé qué es, me ha cegado totalmente. En vano, busco algún dejo  de luz. Me desespero y comienzo a gritarle improperios a lo que sea que me haya agarrado.
Me está golpeando y no me deja librarme. Me da dos golpes certeros en la espalda, dejándome inmóvil. Me conmuevo al pensar en que no podré volver a caminar, porque hago mil esfuerzos para levantarme y enfrentarlo como pueda, pero mis piernas no dan señal de vida. Lloro, gimo, totalmente desconsolado.
De repente la luz que tanto busqué se enciende con violencia, y ahí, para mi alivio; me doy cuenta de que no estoy ciego. Me llevo la mano por sobre unos centímetros de mi frente, encandilado. Noto que hay un precipicio a unos metros míos, peligrosamente. Es todo muy inverosímil.

Por fin... mis piernas han reaccionado. Me levanto, tambaleándome y un poco roto. Doy un giro buscando al ser que me hizo todo aquello, y al no encontrarlo, me pongo furioso y pateo una piedra. Cae al vacío.
Quiero saber qué hay más allá del precipicio, así que (oh, qué ingenuo) me acerco y me asomo a mirar. Grave error...

Sentí la presión de dos manos empujándome bruscamente. Caí justo igual que la piedra, fue eterno. Al acercarme a lo que creí que era el suelo (y mi final) vi cómo todo lo sólido se desvanecía, formándose una nube. La atravesé y aterricé en una superficie muy mullida. Qué estúpido fui.

Me levanté con muchísimo esfuerzo y muy adolorido. Observé a mi alrededor y noté que había caído en un balcón. Me sentí tentado de volver a asomarme, esta vez había contención. ¿Pero y si de todas maneras me volvían a empujar? A pesar de eso, una fuerza mayor me obligaba a hacerlo, así que le obedecí, sumisamente. Con temor me acerqué a la baranda y junto a ella me puse en cuclillas, asomando la cabeza por entre los barrotes y aferrándome a ellos, por las dudas.

El horror y la desesperación me asaltaron sin piedad. Presencié una escena horrible: la sala de un quirófano y cinco personas alrededor de un cuerpo inerte que yacía sobre una camilla. Digo que fue espeluznante porque el tórax de ese cuerpo estaba abierto. Entero. Para completar, le faltaba un pulmón.

Por si fuera poco, comencé a sentir que me desvanecía. Me aferré aún más a la baranda, como si eso fuera a evitar lo que me sucedía.  Todo se sacudió violentamente por unos segundos. Segundos interminables. Acabó, pero no hubo ni un solo segundo de paz. Observé que los médicos comenzaron a acalorarse y varios de ellos corrían de un lado para el otro, llevando y trayendo todo tipo de instrumental. Uno gritó sonoramente “¡DESPEJEN!” e hizo brincar a electrochoques el derruido cuerpo.

Al apartarse los otros, me llevé una sorpresa bastante indigna. Pude ver que el que brincaba a cada electrochoque recibido era alguien muy familiar. Yo mismo.

Me afligí, no quise creerlo y lo negué, pero estaba frente a lo obvio.  Aún seguía agarrado a los barrotes. Se encendió una segunda luz, igual de potente que la del precipicio, y acto seguido, se sintió un estruendo fuertísimo, y  por instinto me llevé las manos a las orejas. “Si no me dejó sordo algo de suerte me queda”, pensé. Se apagó la luz y aún podía apreciar el escenario del quirófano en la penumbra.

Pero no, no tenía suerte en lo absoluto: escuché a una voz masculina, decir bien fuerte y claro en medio del silencio, como consciente de que había otro testigo más:
-Se acabó. Fecha de deceso, 16 de agosto a las seis y treinta y siete de la madrugada.
Se disgregó el grupo, y dolorosamente; pude ver cómo me cubrían con una inmaculada sábana, tapándome hasta la cabeza y sacándome de allí.
Ahora estoy en cualquier planeta**, en ningún lugar.




* esa palabra juro que existe aunque suene horrible, yo pensaba que se escribía con s

** me robé esa frase de una canción de serú girán 

Un día me enojé. Y dije todo esto.

Visión nº 1 : Maquiavelo y su hija bastarda.

Levantarme. Mirarme al espejo y encontrarme con mi desagradable e insípido reflejo. Disgustarme y luego buscar conformismo.
Salir y caer en la cuenta por enésima vez de la estupidez humana. No hay nada que pueda hacer para solucionarlo, por que ya ves, una bacteria no puede ir en contra de la cepa virulenta a la que pertenece. Mi fe en la humanidad está parchada por todos lados.

Un día creo en ella y otro no. Porque  en los días en los que creo, la fraternidad y la benevolencia se hacen presentes. Esos días en los que mi pensar es el de un misántropo y me dan ganas de iniciar una calamidad como hicieron Charles Manson o Adolf Hitler; se rigen por el egoísmo (tanto el mío como el de los demás), el materialismo, la poca empatía, el poco remordimiento y el descaro.

La N.A.S.A nos hizo, no sería raro. Esos tienen cada secreto guardado, que por Dios…. Más vale perderlos que encontrarlos. Somos todos igual de estúpidos, por eso no me parecería extraño que nos hayan cortado a todos con la misma tijera. Desafilada. Si no, no seríamos los masacotes imperfectos que somos.

¿Y yo? Yo, yo observo. Observo cómo el mundo se cae a pedazos y nos veo a nosotros, mirando ese horrible espectáculo diario, y aplaudiendo como focas al final del día.

A veces, muy pocas, tengo ganas de vivir. Porque esas veces me enfrasco en mí mismo y pienso en algunas cosas grandiosas que están a mi alcance que yo puedo hacer. Vivo por que tengo asuntos pendientes conmigo mismo. Mejorar un poquito, por que tampoco hay que ser taaaaaan pesimista…. Quiero generar publicidad. Pero no publicidad, cómo lo digo… no quiero generar publicidad comercial. Quiero reconocimiento. Mundial, si es posible. No tengo límite para la exageración.

Ojalá en el camino logre cambiar este pensamiento y edificar de mi mente una más positiva y cruzarme a la vereda de en frente. De irme de la de la gente corriente para cruzar a la de los genios que aportaron invaluables cosas a lo que es cambalache del mundo….De los que supieron hacerlo bien.

No tengo ni un cuarto de siglo vivido, pero sí la suficiente experiencia y sentimiento como para darme cuenta de que no sé vivir la vida. ¿Cómo es que quiero ser un genio si no sé ni siquiera relacionarme correctamente con mis pares? Pares, no iguales. Porque ellos son más bestias que yo.

¿Cómo? Si al 70% de la gente que conozco los han envasado al vacío… A mí no, a ellos sí. Y bueno, también los odio. Seguro estoy equivocado, pero así lo siento. Se rigen por lo que se usa y lo que no. No pretenden rellenar el vacío que hay dentro de sus cráneos.

Y claro, si por ser inteligente y tener las ideas claras de lo que uno quiere, ya se lo tacha de excéntrico y se lo excluye. Me pasa esto desde que tengo uso de razón. Tal vez por eso me gustaría que la humanidad dejara de respirar, todos ellos menos yo, por que si no, yo me iría con ellos y volvería a ser lo mismo, y la muerte ahí sí que no tendría sentido.

Nunca logré inmiscuirme total y correctamente en esta sociedad. Tal vez es culpa mía, tal vez he sido un hereje. Malo, muy malo. Sí, me he portado mal. He engañado, manipulado, chantajeado, cegado y mal llevado personas…. Y pensar que me quejo de las que no me aceptan. Pero igualmente sigo deseando que se mueran.

Al fin y al cabo, el círculo vicioso comienza de vuelta y me hace razonar que no hay cura, y que yo soy un clásico e hipócrita miembro de esta abstracticidad, abstracidad, bueno, como sea. De eso que se tiene como algo simbólico pero que a la vez existe. Como yo. A veces me desvanezco y soy bueno, a veces me materializo y soy malo. Y sólo, sólo confío en mi cielo. Nunca dejaré de creer en él, y seguiré a cualquier lugar a cada una de sus nubes.
                                       
                                                 AU REVOIR.